13.9.05

Ya era hora de actualizar el blog.Despues de un fin de semana en cama con mi coleguita la gripe (espero que no tengais coleguitas así) me he dicidido a presentaros otra opción músical se llaman FRANZ FERDINAND os los describiría yo mismo pero este articúlo de Santiago Craig lo hace perfectamente, así que aquí os lo dejo y haber si entre los dos conseguimos que os engancheis a estos escoceses.Ahí va eso:
Siempre llegué tarde a las novedades caras. En Navidad, por ejemplo, habitualmente tenía la sensación de recibir los juguetes del año anterior, mientras mis primos hacían aparecer muñecos parlanchines y autos luminosos de entre los papeles rojos y dorados. No era pobre, ni mucho menos, pero a todos nos toca siempre (esto debería estar incluido en las Leyes de Murphy, si es que aún no lo está) tener un pariente más adinerado. Así que mis Lego de 50 piezas y mis muñecos de goma quedaban tristemente opacados y desactualizados ante el despliegue tecnológico y deslumbrante de los regalos ajenos. El colmo de esta situación fue el día en el que Papá Noel (Así llamamos a Santa Claus, San Nicolás, y a tantos otros por estas latitudes) me regaló un Play Móvil pirata con un cofre lleno de candelabros y monedas plateadas y a mis primos un Coleco Vision que incluía, entre otros, el juego de los Pitufos. El pirata era bastante bonito, pero no tenía mucho que hacer ante tamaño monstruo de la tecnología lúdica. Así que quedó a medio abrir, recostado entre las nueces y los confites mientras mi tío y mi papá simulaban “probar” la consola para que pudiéramos usarla sin problemas. Jugaron un par de horas, hasta que uno de mis primos comenzó a llorar y comprendieron, con evidente desgano, que ya era tiempo de ceder su lugar a los infantes. No se exactamente cuántas horas estuvimos jugando al Coleco, pero una cosa recuerdo con precisión matemática: pasaron dos semanas en las que la música y los sonidos del juego de los Pitufos no abandonaron mi cabeza. Los escuchaba todo el tiempo: en la calle, en el colegio, antes de dormir, durante mis juegos en la plaza, en fin, en cada una de mis actividades cotidianas, esa musiquita insistía en transformarse en la banda de sonido de mi vida diaria. Era una forma de apropiarme del juego, si se quiere, y a partir de ese momento advertí que esa situación comenzó a darse con regularidad. Es decir: mi cabeza no deja de repetir melodías y sonidos una y otra vez. Despojos de ruidos o canciones que pululan en la calle, como enjambres de notas que decidieran usar temporalmente mi cabeza de nido o panal para transformarse en la banda sonora del momento.
Hace unos días que ese lugar lo ha ocupado la canción “Take me out” del grupo escocés neoretropunkpop Franz Ferdinad. Vi el video ese en el que la pantalla del televisor queda reducida al baile espasmódico de unos robots hechos de lata y cartón, y el cambio de melodía en mi cabeza fue inmediato (creo que su predecesor era el jingle de una propaganda de shampoo). Los movimientos cibernéticos y la música pegadiza y reiterativa me llevó a la evidente comparación con aquel juego de los Pitufos, así que en una especie de actitud reivindicativa, permitida por mi actual pseudoautonomía económica, fui hasta una disquería y me compré el disco. “Franz Ferdinad” se llama, como la banda, y como el archiduque austrohúngaro cuya muerte detonó la Primera Guerra Mundial. Está hecho de muy buenas guitarras, bases discos que obligan a moverse y una voz de una elegancia despeinada de esas que se usan ahora. Además de “Take me out” están “The dark of the matinée”, “Tell her tonight”, “Come on home” y “Jacqueline”, canciones que seguramente irán relevándose oportunamente a la hora de ocupar la totalidad de mi cerebro. Como dije antes: siempre llegué tarde a las novedades. Antes por caras, ahora, tal vez, por desprevenido. Hace ya unas semanas largas que “Take me out” y otras canciones de los Fredinand están ocupando mentes, aunque recién se hayan instalado en la mía por estos días. Supongo que eso habla bien de ellas a las que se les auguraba una fama más bien warholiana de escasos quince minutos. Veremos si siguen sonando en el tiempo, por ahora, les alcanza para retumbarme en la cabeza, para ser “la banda del momento” y hacerme sentir en armonía e igualdad de condiciones con el resto del mundo.
 
posted by ARTURO at 8:40 p. m. |


2 Comments:


At 9/15/2005 7:01 p. m., Anonymous Anónimo

gran grupo sacan disco nuevo en breve o ya lo han sacado...

 

At 10/07/2006 12:20 a. m., Anonymous Anónimo

yo tambien llegue tarde a muchas cosas y a muchos momentos,pero el discurso me transporto al lugar justo en el que robots y las guitarras de este grupo, que jamas habia escuchado, son la banda funcional perfecta para olvidar demoras! El disco es genial!!!!